Posets (3.375 m) y Diente de Llardana (3.094 m)

Después de la noche que hemos pasado, las ganas de hacer la cresta Espadas-Posets se esfuman “como lágrimas en la lluvia” (al loro, que hoy nos vamos a poner cinéfilos).

El viento nos estampaba la tienda en la cara, soplaba hacia un lado, hacia el otro, incluso a veces parecía que soplaba de los dos lados a la vez.



12 Agosto 2012

Nos gusta el olor de napalm por la mañana. A las 5:30 (siguiendo el horario oficial que teníamos para la cresta), nos ponemos a andar hacia la vía normal del Posets, justo cuando parece que el viento comienza a amainar. Cosas del directo.



Las cabras nos miran como diciendo: “¿pero éstos no iban hoy a la cresta?”



En un flanqueo semi-radical, entramos a la Canal Fonda y enlazamos con el camino que viene del Ángel Orús.



La ola de calor se ha ido a otras latitudes y el viento nocturno ha traído un frescorro como para subir en mangas largas y con gorrito en la cabeza.



A ritmo latino, vamos ganando metros hasta toparnos con la perfecta silueta del Diente de Llardana. ¿Cómo es que lo llaman diente?



Parece inaccesible, pero por las viras de hierba inclinada de la parte izquierda, podremos subir sin cuerda con cierta precaución.



Pero no nos chupemos las pollas todavía.

Por delante tenemos el Posets, con una nube tipo tupé y unas cuestas de piedra suelta que se harán un poco largas.



Yolanda ganando metros. De fondo el Diente de Llardana, los Forquetas, los Eristes y el Cotiella.



Una vez ganamos la cresta, las vistas también mejoran para el otro lado.



Ya nos queda poco desnivel y desde aquí puedo oler la cima, Clarice.



Los pirineístas nos hemos vuelto un poco japoneses, todos haciendo fotos como locos.



Nosotros no podíamos ser menos. Ayer sudando y en manga corta, y hoy con la chaqueta puesta y pocas ganas de estar parado.



De bajada, nos topamos con nuestro amigo el Diente. Como buen par de caries subiremos a la cima y agitaremos los brazos.



Ni litros de Sensodine ni de Colgate pudieron borrar a estos dos bichos de la cumbre.



Yolanda y Merche, esperan ahí abajo, en los palcos VIP. Cuando ven que ya bajamos, inician también el descenso.


Pero por una casualidad espacio-temporal, exactamente a las 10 horas y 19 minutos, los que van delante de nosotros, desprenden una piedra tamaño melón que alcanzará una velocidad de 140 km/h y a punto está de impactar en las inocentes nucas de Yolanda y Merche y cambiar el futuro inmediato. 140 kilómetros por hora!



Horas más tarde, habrá otro susto con peores consecuencias. Ojo, porque el pico es fácil pero muy expuesto.

Y en eso, que íbamos tan tranquilos por la Canal Fonda, hablando de canales y de fondas, cuando de repente un retroesguince de tobillo me retuerce el tobillo así como para morirse.

Un par de gritos, un poco de nieve del nevero de al lado en la zona afectada, y vamos hacia el Ibón de Llardaneta a que ellos desmonten las tiendas y yo agonice un poco en un arcén.

Vistas bonitas y dolores soportables camino del Ángel Orús.



Poco antes de llegar a la cascada de Espigantosa, otro esguince así sin querer, para llegar al coche con doble esguince de tobillo con tirabuzón, una hinchazón que durara una semana y una cresta todavía en la carpeta de pendientes.



Mapa de la zona: