Clásica del Pirineo incluída en las 100 mejores de Bellefon, solitaria, con cierto compromiso, larga aproximación y descenso, vivac imprescindible, prácticamente desequipada, sello Ravier, paisajes increíbles, aristas de infarto.
Con esas credenciales, teníamos la excusa perfecta para juntarnos tres "Innominatos" y gastar los sobres deshidratados que no usamos este verano en Alpes.
4 Octubre 2014
Comenzamos a andar a las 5 de la mañana bajo la luz de los frontales. Anoche, durante el viaje fuimos puliendo los últimos detalles de la logística. Entre que dan mala meteo para la noche del sábado y siguiendo aquello de "alto, rápido y ligero", nos vamos sin saco, esterilla, crampones, ni piolet. Bueno, en realidad cogimos un par de piolets ligeros (para 3 personas) y unos crampones para las zapatillas de Nasta.
La idea es terminar la escalada, continuar hasta el Monte Perdido y bajar a dormir a Góriz. Y así el domingo aprovechamos el día y volvemos por el collado de Añisclo.
A la media hora de comenzar a andar, Hugo se nota tan ligero que empieza a preocuparse. Coño! Si se me ha olvidado pillar el arnés, el casco y los gatos.
Durante 35 minutos, Nasta y yo, apagamos los frontales y dormitamos en un bosque todavía a oscuras.
Ramón y Jaime nos adelantan y continuan su camino hacia el Balcón de Pineta.
Después de su momento de trailrunning nocturno, Hugo vuelve al punto de encuentro y reemprendemos el ritmo senderista. Pasamos junto al abrevadero y nos fijamos en las luces de Ramón y Jaime. Conforme ganamos metros vamos confirmando que se han embarcado bastante y están demasiado a la derecha del camino. Cuatro gritos para advertirles de su error y recuperamos la "pole position" de la jornada.
Empieza a clarear. Quitamos frontales y señalamos el objetivo del día.
Para la aproximación también ha habido debate. En un par de vídeos que hemos visto, suben desde la cascada del Cinca, prácticamente "en recto" hacia el pie de vía. Hay algunas trepadas y se va todo el rato fuera de sendero. Sin track y de noche, no nos atrevimos a ir por ahí.
Mejor nos cogemos el track de ilargibetea, que nos asegura que pasaremos cerca del pie de vía.
Una paradita a beber agua, antes de encarar el embudo final que nos lleva al Balcón de Pineta.
Ya en el Balcón, buenas vistas de la norte del Perdido. Unas 3 horas desde que salimos del coche.
A partir de aquí, ya hay que ir afinando olfato y buscando algunos hitos que marcan el largo flanqueo a realizar.
Terreno incómodo de morrenas cruzadas por profundos arroyos.
Y un vistazo atrás, hacia la zona de los Astazou y la brecha de Tucarroya.
Después de la alguna trepadita, los hitos nos llevan a un paso característico de la aproximación. Un gran bloque apoyado en la pared, que deja el hueco justo para pasar cómodamente.
Zona aérea y con mucha roca suelta.
Y a los pocos minutos, una marcada brecha, equipada con dos spits para rapelar. No hemos estudiado bien el repor de Ilargi y dudamos unos minutos. Bueno, Nasta y yo dudamos. Hugo destrepa y nosotros buscamos una variante destrepando por otro lado.
La cosa se pone tensa (y expuesta) y decidimos volver al rápel y sacar las cuerdas, que no cuesta nada.
En ese momento, nos alcanzan Ramón y Jaime. Tras el rápel, unas pendientes de piedra suelta, muy incómodas de subir, nos separan del inicio de la escalada. Ya se van notando los metros de desnivel.
La vía comienza a la izquierda de esa zona de roca negra con un desplome.
5 horas después de salir del coche, por fin nos colocamos los pies de gato y escalamos el primer largo. Canal-diedro que se va poniendo vertical poco a poco, pasito de Vº y tomar una vira secundaria que sale a mano derecha.
L2: largo de transición (más que nada porque no lo recuerdo muy bien), siguiendo terreno sencillo hasta llegar al pie de una gran placa inclinada que queda a nuestra izquierda.
L3: continuamos unos metros por la canal, para escalar el largo muro de nuestra izquierda, por las zonas que veamos más sencillas y protegibles. En vez de subir recto a alcanzar la arista, continuo en una ligera diagonal hasta alcanzar la posición de la cordada de Jaime y Ramón.
Reunión en bloques en la parte horizontal de la arista. Por detrás, los colegas encarando el L4.
Recupero a los segundos de cordada y les digo que vayan caminando hasta la R3bis, a los pies del torreón.
Así nos ve Hugo desde la R3bis.
Vistazo general del L4, siguiendo un diedro negro poco marcado.
El inicio aéreo del L4, no tan expo como marcaban algunas reseñas.
Aunque hay que escalar templado, sabiendo donde colocar seguros y llamando a la puerta antes de entrar (que siempre hay bloques dudosos).
Aspecto del "diedro negro".
La tónica general de la vía son resaltes verticales a superar en uno o dos largos, seguidos de zonas casi horizontales de aristas más o menos rotas.
Ramón escalando el torreón del L6, mientras nosotros nos preparamos para un largo feo, donde se engancha la cuerda y hay mucho bloque suelto.
Ventajas de ir en cordada de 3. Mientras unos trabajan, otros se dedican a la vida contemplativa.
Yo mismo terminando el L5.
En el siguiente largo (L6) la cosa se vuelve a poner candente. Pasos atléticos de V, sobre lajas a tantear y protecciones no del todo fiables.
Al final del largo, la cosa tumba y la roca mejora. Nasta sobrevolando el valle de Pineta.
El L6 finaliza en una instalación de rápel montada con cordinos y cintajos.
Rápel de 15 metros que nos deja en una aérea brecha.
Tenemos que ir unos metros hacia la derecha, hasta encontrar el inicio del largo clave: un espectacular diedro de 50 metros.
Mantenido en el Vº grado, equipado con unos pocos clavos y con un ambiente del copón.
Hugo monta reunión en una cómoda repisa y nos tira algunas fotos a los segundos de cordada. Ni rastro del bloque empotrado que comentan algunos libros.
Al final del largo, unos pasitos que podrían ser de V+.
Por si acaso, el siguiente largo (L8) también lo hace Hugo. Termina el diedro y encaramos un torreón fisurado de buena roca.
Después de pasar el largo duro de la vía, nos queda el largo más espectacular y fotogénico del día.
Una especie de arista Innominata petrificada, totalmente limpia de equipamiento pero con buena roca en general.
She said, hey baby, take a walk on the wild side...
Said, hey honey,
take a walk on the wild side...
50 metros por detrás, inicio el L9 ignorante de lo que se me viene encima. Tras un primer torreoncillo, se recorre una especie de canal tumbada con paredes a ambos lados y nada expuesta.
Y vuelve de nuevo la música.
And the coloured girls go, doo doo doo, doo ...
A mitad del "walk on the wild side", coloco un cintajo en un bloque. La cuerda tira tanto que no puedo casi avanzar y unos gritos que no entiendo me llegan desde la reunión de Nasta y Hugo.
Finalmente, termino la arista y monto reunión en una brecha.
Resulta que ellos han tenido que salir en ensamble durante bastante rato. Nos ha quedado un largo de unos 80 metros.
Y estamos de lo más contentos con el paisaje.
Doo, doo doo doo, doo ...
El último largo del día (L10), recorre una chimenea de roca rota.
Nasta en el L10 (IIIº+?)
Ambiente tétrico y pocas posibilidades de asegurarse.
Fin de la vía. Unas 5 horas nos ha costado.
A partir de aquí, toca pensar en el descenso. Ramón y Jaime se van hacia el glaciar de la Norte del Perdido, para enganchar con el camino del Balcón de Pineta.
Nosotros continuamos para arriba, por terreno con mucha piedra suelta, hacia la Espalda de Esparrets (3.077 m)...
...mientras Ramón pelea con las grietas del glaciar.
Llegamos a la Espalda de Esparrets y vemos que la cima del Monte Perdido aun está lejos. Además, un muro vertical de roca que no teníamos controlado, nos corta el paso.
Decidimos activar un plan B y tomar rumbo hacia el collado de Añisclo, sin pasar por el Perdido ni por Góriz.
Pasando junto a los Baudrimont...
...y encarando una pequeña trepada para enlazar con el camino que lleva a la Punta de las Olas.
Ya en las suaves lomas que llevan a la Punta de las Olas (3.002 m).
Después de pasar por la cumbre, ya estamos cerca del GR-11 y todo lo que nos queda es desnivel negativo. Caen unas gotas, pero es buen momento para tomar un café y picar algo. Que llevamos todo el día sin parar. Son las seis de la tarde.
Inicio del descenso...
...un vistazo a la zona del Espolón Esparrets...
...y los últimos 1.100 metros de desnivel hasta Pineta, que se harán larguísimos.
Llegamos al refugio de Pineta destrozaditos, después de casi 17 horas de actividad y más de 2000 metros de desnivel positivo acumulado.
Ni siquiera vamos a por el coche que está a un par de kilómetros de aquí.
Con la mente medio borrosa, por fin gastamos los sobres deshidratados, cenamos y caemos en un sueño profundo.
5 Octubre 2014
Nasta hace en auto-stop el camino hasta el Parador de Pineta, mientras nosotros vamos ordenando el material.
Croquis de la vía, aunque es bastante evidente si le entramos bien en el primer largo.
Mapita de la jornada maratoniana:
Y una novedad, el track del día. Tened en cuenta que el GPS estuvo apagado durante la escalada.