Páginas

Aneto (3.404 m) por la Salenques-Tempestades

La Salenques-Tempestades al Aneto es, posiblemente, la arista más codiciada del Pirineo. Sin ser una escalada de alta dificultad, exige un buen rodaje en este tipo de terrenos y una logística como si de una "grande course" alpina se tratara .



Los correos electrónicos han echado humo estos días. La ocasión se lo merece y la chispa prendida por Nasta ha alcanzado a seis personas de diferentes provincias españolas. La única solución posible es formar dos cordadas de 3 y que cada cordada elija su estilo.

Robert, Ata y yo, nos vamos a lo clásico: actividad dividida en dos días con vivac bajo un cielo de mil estrellas, que Robert viene de pasar la ITV en la rodilla y quiere probar sensaciones. La otra cordada, en estilo ligero para hacerla en el día desde la Besurta.

Durante el largo viaje en coche, los croquis (cómo se lo curran Igertu y Carlos!) han ido pasando de mano en mano y sólo queda pulir los últimos detalles. Al final, iremos con una cuerda de 60m, un juego de friends y fisureros, crampones y piolet, un hornillo, saco ligero y esterilla.

20 Junio 2015

Sobre las 6 de la mañana comenzamos a caminar. Los colegas han salido una hora antes, pero nosotros nos podemos permitir una cierta calma-tensa durante el día de hoy. Sabemos que hay buenos vivacs por la zona del Margalida, en la cumbre del Tempestades, incluso en la cima del Aneto.

En una hora llegamos al Plan de Aigualluts,



y nos internamos en el estrecho valle de Barrancs, bajo la atenta mirada del techo pirenaico. Parece que hay algo de nieve reciente.



Estamos a finales de Junio y la nieve nos evita incómodos pedregales camino de la colladeta de Barrancs.



Una vez en la colladeta, hay que descender unos metros para entrar en la cuenca del glaciar de Tempestades. Lo que tenemos por delante hasta el inicio de la arista, ya es todo nieve continua, así que decidimos cargar agua en un arroyo cercano.

A la arista le entraremos por una brecha secundaria entre el collado de Salenques y la Forca Estasen. Menos mal que hemos cogido los crampones, porque a éstas horas de la mañana la nieve está durísima.



A nuestra derecha, las tétricas murallas de la cara Norte del Margalida, el Tempestades y la inconfundible brecha de Tempestades.



Llevamos unas 4h30m, cuando llegamos al inicio de la arista. Resulta que los croquis que tanto estudiamos ayer, se han quedado en la guantera del coche. Habrá que afinar olfato y tirar de memoria fotográfica.



La cosa empieza a coger ambiente. Trepadas sobre grandes bloques, flanqueos expuestos...



...y pequeñas agujas que dan bastante trabajo para destreparlas.



Nuestros amigos ya están en el Primer Resalte de Salenques, afrontando los pasos más duros y estéticos de la arista.



Nosotros nos enfrentamos a las primeras dificultades serias del día, la característica placa fisurada. Buenísima roca y buenos emplazamientos para proteger la escalada.

No parece difícil y la escalo de primero y con botas. Por unanimidad, hemos optado por llevar sólo un par de pies de gato para toda la cordada, por si lo vemos necesario en algunos pasos de IV+/V.



La escalada de la placa fisurada es bastante disfrutona, hasta que te embarcas. Voy enlazando fisuras y ganando metros, camino de la cima de la aguja, pero conforme avanzo, la dificultad y el liquen aumentan de manera proporcional. Al final, me toca improvisar una reunión casi en la cima de la aguja. A mi derecha, unos 5 metros por debajo de mí, observo la reunión "oficial" en una cómoda brecha.

Total, que en la primera escalada del día, ya la hemos liado. Comenzamos a echar de menos los croquis. Aseguro el destrepe de los compañeros hasta la brecha, se nos engancha un cabo de las cuerdas y conseguimos continuar la escalada, con 30 minutos perdidos y la moral algo tocada.

Esto será la pajarita. Nos pasamos al otro lado de la ventana, ignorantes de que es mejor no pasar y escalar por la parte derecha de la arista.



No vemos cómo continúa la arista y aseguramos a Ata en un largo de cuerda.



Tras el flanqueo a derechas, tenemos que escalar un muro vertical con malas manos y pies y un par de clavos que se mueven. Nos ha parecido Vº grado, incluso tocando algún clavo bailón. Pasos duros que Ata ha resuelto con bota dura. Bravo!



Lo que viene por delante, tiene toda la pinta de ser el Primer Resalte de Salenques, con sus dos largos de escalada mantenida, aérea y muy estética.



Se merece que me ponga los pies de gato, que para eso los hemos cargado hasta aquí. Ata, en la brecha.



Y yo escalando el primer largo del Resalte. Tres clavos marcan el camino (por todo el filo del espolón) y nos serán útiles algunos friends medianos-grandes.



Robert y Ata en la brecha desde la que me aseguran.



Reunión en una cómoda repisa. Ata terminando el primer largo del Primer Resalte (IV).



El segundo largo se inicia con un muro vertical, casi desplomado, protegido con clavos. Con los pies de gato son unos pasos de V que se escalan más o menos bien, en caso de necesidad, los clavos están cerca y se puede acerar.

Después, terreno más sencillo, con grandes bloques hasta la cima de la aguja.



Desde la cima, un rápel de unos 20 metros nos deposita en la siguiente brecha.



Como he sido el primero en rapelar, me adelanto unos metros para ver lo que nos queda por delante. Foto hacia la aguja que acabamos de rapelar.



Por delante, otra tanda de grandes bloques que hay que trepar, algunas canales estrechas y ya a la vista el próximo objetivo, una placa fisurada de roca clara.



De momento no hay grandes dificultades y continuamos en ensamble.



La placa fisurada que hemos visto desde lejos, está bastante tumbada y tiene buenos agarres, seguimos en ensamble.

Voy delante, colocando seguros hasta que me quedo sin material en una cómoda repisa donde podemos comer y beber algo.

Robert finalizando el tramo de ensamble, unas pequeñas goulottes con nieve que recordaban a la arista de los Cósmicos.



Estamos llegando a los grandes desprendimientos blancos de la cara norte del Margalida, sabemos que tenemos que pasar a la soleada vertiente sur y continuar por trepadas sencillas hasta la cumbre del Margalida.

Ahora continúa Ata en cabeza.



Paisaje muy alpino, mientras seguimos pequeños hitos y repisas con hierba y buena caidita.



Sin más novedad, llegamos a la cumbre del Margalida y pasamos por la brecha donde termina el corredor norte. Curiosamente, el último largo tiene más nieve ahora que cuando vinimos en Abril.



El primer tramo de arista entre el Margalida y el Tempestades, nos sorprende con destrepes muy aéreos (IIº) que conviene asegurar.



Por delante, la cara sur del Tempestades aun guarda mucha nieve.



Bonitos paisajes, con nieve blandurria y trepadas sobre buena roca.



Sobre las 18:00 llegamos a la cima del Tempestades. Por delante, el destrepe hacia la brecha Tempestades y un terreno con pinta de ofrecer vivacs de tercera división.



Junto a la cima del Tempestades, bajando unos metros por la arista sur, encontramos un par de habitaciones dobles que están por adecentar. A golpe de piolet, retiramos el exceso de nieve y preparamos nuestro nido de águilas.



Un grupo de franceses que vienen sin reserva. A su izquierda, impresionantes vistas del tramo de arista recorrido hoy.



Las últimas luces del día iluminando el Vallibierna. Hemos pasado la tarde fundiendo nieve, llenando las tres botellas de 1'5 litros, tomando una sopa, un par de sobres de pasta e hidratando el cuerpo para mañana.



La Forcanada también se incendia.



Miradas de incertidumbre antes de una noche para recordar.



Dormimos con ropa, con la mochila preparada para meter dentro los pies y la cazuela llena de nieve para el desayuno de mañana.

21 Junio 2015

La noche ha sido perfecta. Poco frío y nada de viento. Entre cabezada y cabezada, la vía láctea va recorriendo la cúpula celeste, como si de un extraño reloj cósmico se tratara.

Los amaneceres aquí arriba son siempre duros. Desayunamos aun dentro del saco, intentando descifrar con la mirada la faena que tenemos por delante, algo nerviosos. Localizamos la ventana que tenemos que atravesar camino de la Espalda del Aneto. El punto de referencia está claro, pero no hay manera de averiguar desde aquí cuál es el mejor camino.



Lo mejor en estos casos, es entrar en acción. Como ya está haciendo el grupo de franceses. Se ve que sus vivacs eran bastante más incómodos y su desayuno más escaso.



Desde el pequeño muro de piedra de nuestro vivac, observamos a los franceses tejer la arista.



Con los pies aun fríos, comenzamos con la jornada de hoy. Destrepes más o menos sencillos y pequeños obsequios de la montaña. Yo lo llamé "la lenteja", o el "friend-empotrador", pero se llama ballnut.



Vamos siguiendo de lejos a los franceses y tratando de identificar los pasos que habíamos leido hace dos días en las reseñas.

Parece que estamos llegando al muro naranja. Lo rodearemos por la derecha...



...y escalaremos un largo bastante vertical sobre buena roca.



Ante nosotros, el último tramo de arista, el que va desde la brecha Tempestades hasta el Aneto. Volvemos a localizar la ventana que tenemos que atravesar.



Para bajar a la brecha recordamos que se puede rapelar. Robert se acerca a una aguja cercana, pero no hay rastro de rápeles y con nuestra cuerda de 60 metros no llegaremos muy lejos rapelando en esa zona.



Hay algunas trazas de huella por la nieve y con algunos destrepes no excesivamente expuestos...



...llegamos por fin a la brecha Tempestades. Una arista nevada y un ambiente poco agradable para vivaquear.



La cordada de franceses nos ha marcado el camino a seguir. Para empezar, un primer largo sobre roca muy compacta y tramos verticales. Una cordada de fuertes jovenzuelos franceses, nos adelanta por la izquierda y sin intermitente escalando una fisura desplomada con pinta de 6a (por lo menos).



Nosotros continuamos por la ruta normal, haciendo ahora un segundo largo, con un pasito curioso de bavaresa sobre roca perfecta.



Después, la dificultad decrece ligeramente, hasta que nos desviamos demasiado a la izquierda y nos toca escalar algún paso raro para llegar por fin a la famosa ventana.



Aquí, lo leido en la reseña, se vuelve a difuminar. Probamos a escalar una travesía protegida con clavos, camino de una reunión que parece no llevar a ninguna parte.



Decido recular, y montar un corto rápel (8m?) que nos deposita en unas viras marcadas con un hito.



Desde la repisa, varias trepadas no del todo sencillas (III/IV), nos van llevando de nuevo hacia el filo de la arista.



Ya en el filo, las dificultades decrecen y la Espalda del Aneto se nos antoja cercana.



Dos Circomarcos y dos Roberts, afrontando los últimos pasos de arista antes de la Espalda del Aneto.



A partir de aquí, ya tenemos claro que las dificultades nos permiten ir sin cuerda y con el material de escalada guardado en la mochila.



Aun así, no hay que bajar la guardia, que hay algún flanqueo aéreo...



...y una arista nevada de lo más alpina.





Y por fin, el final de la interminable arista. La cumbre del Aneto, la vuelta a las multitudes. Iconos del siglo XXI: montañeros subidos a la cruz haciéndose fotos con un palo "selfie".



Por el puente de Mahoma pasamos casi de puntillas. Hace apenas un par de meses estuve por aquí y recuerdo casi cada presa, cada pie. Robert tenía ilusión por ver cómo era.



En el rellano de nieve que hay después del paso, mientras decenas de personas se preparan para ir hacia la cumbre, Robert me pregunta:

- Oye, el paso de Mahoma ya lo hemos pasado?
- Sí. Eres un insensible.

Después de dos días cabalgando aristas, el cuerpo humano ya no distingue el mito de la realidad.



Aprovecho la coyuntura y el relajo de saber que ya "sólo" queda caminar hasta el coche, para acercarme a la Punta Oliveras. Que siempre que paso por aquí, digo de subirla. Sin ser yo coleccionista de tresmiles ni nada de eso. No hay foto porque no es agradable ver un primer plano de un señor con grumos blancos de crema reseca por la cara.

Para el descenso optamos por la directísima hacia Barrancs, sin pasar por el Portillón Superior, que con nieve blanda no apetece nada llanear.



Las marabuntas camino del Aneto.



Nosotros para abajo. Nieve continua hasta casi Barrancs. Qué buena idea venir en Junio y no comer pedregales inhumanos.



De nuevo en Aigualluts, el paisaje es lo más parecido al paraiso. Empacho de verdosidad y arroyos caudalosos de aguas cristalinas. En el mismo centro de Aigualluts, varios grupos de fotógrafos hacen fotos a modelos ligeras de ropa. Llevamos muchas horas escalando? Nos ha dado mucho el sol? O es el nuevo lugar de moda para calendarios amateurs?



Hasta la Besurta, el camino no se hace del todo pesado. La bajada por nieve ha sido un éxito y de cima a coche sólo hemos tardado unas 2h30m.

Mapita general con el recorrido realizado:



Tope clásica del Pirineo. Imprescindible. Con mucho ambiente. Varios largos de escalada y muchas trepadas. Vivac casi obligatorio. Un "must" (como dirían los modernos) en cualquier libreta de pirineista que se precie.

A realizar, una o varias veces en la vida.

5 comentarios:

  1. Muy bien contado, divertido y mostrando la esencia de Pirineos.¡Bravo!!!!!
    Como me alegro de haber escalado esta cresta tan deseada con vosotros.
    Gracias.Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Un placer compartir actividad contigo. Ibas como un auténtico sarrio esos dos días de arista!

      Abrazos!

      Eliminar
  2. Bravisimo!!! A ver si con suerte pronto piadas otra de las aristas clásicas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esa sería otra de las míticas eh? A ver si le hacemos hueco antes de que lleguen las nieves...

      Eliminar
  3. Las actividades molan. Pero tus reports molan mas! jejeje

    ResponderEliminar