Abril 2022
Amanece otro día muy frío y despejado en el Silvrettahütte.
Mientras esperamos a que todo el grupo esté preparado, nos quedamos tiesos en la puerta del refu. Aun no nos da el sol cuando pasamos junto a la maquineta de control automático de ARVA's, qué nivel se gastan por Suiza.Música y comenzamos con la vuelta a casa:
Making his last stand
With the Indians all around
And his gun in his hand"
Tenemos que remontar por el mismo camino por el que bajamos ayer, hasta llegar al inicio del glaciar y girar a la izquierda para subirnos al collado Rote Furka.
Justo debajo del collado, pasamos a crampones y piolet. La cosa no era expuesta, pero había bastante pendiente.Through the battleground
I could feel it in my hair
As I turned towards downtown"
Slicing through the culture
Piling on the weeks"
Llegando al Rote Furka (2.686 m), el collado que nos mete de nuevo en Austria.
Going home"
Con el frío que hace por las noches, la nieve está dura y rápida aun. Tenemos que descender todo el valle de Klostertal hasta llegar al embalse Silvretta. Iremos pegados a las laderas de la derecha a velocidades supersónicas.
Una vez rodeado el embalse, nos queda por descender otro laaaargo valle (Kleinvermunt) hasta Wirl (no confundir con "Jarl") y no sabemos si habrá nieve como para esquiarlo o no.
La cosa empieza bien. Unas pistas azules con nieve cremosita ideal para lucir estilo. Y más abajo, vamos deslizando por encima de una pista de fondo bien pisada. A tramos se esquía y a tramos se rema. Cuanto más bajamos, más remadas y más asfalto asomando. Recomendable una buena técnica de paso patinador.Al final, llegamos con esquís hasta 1km antes de Wirl. ¡Se nos va a hacer corto el porteo! En Wirl, autobús de línea (gratuito!) hasta Galtür, donde tenemos el coche. Nos vestimos de paisano y conducimos hasta la parte baja del valle, donde hemos reservado un alojamiento. Grandi celebrachione a base de birras, patatas fritas y longanizas en el hotel chinorris de Landeck. Al día siguiente, un poco de turismo por Bérgamo, y para casa. Mira que hemos volado cienes de veces a Bérgamo y nunca habíamos visitado la Città Alta.
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