El último día en Alpes, cuando nadie daba un duro por nosotros, descubrimos la guindilla del pastel, la "cirereta del pastís", ese trozo de hielo que toda suegra querría para su yerno.
28 Enero 2014
Ha estado toda la noche nevando y no tenemos muy claro que podamos sacar del camping nuestro par de Fiat's Panda.
Tirando de marchas largas y una pobre tracción a las 2 ruedas, llegamos in-extremis al parking del Passo Tonale.
Mi uña negra, ya ni siente ni padece. Pero de todas maneras compraremos el billete de ida y vuelta del telecabina. Por unos módicos eureles acaecemos en 10 minutitos en plena cafetería del Passo Paradiso a 2.585 m.
¡Qué lujo organizar el material con este confort y a tiro de piedra de las cascadas!
La zona resulta ser un "hielódromo artificial" formado por una tubería que recorre la parte superior de la cresta. Para más regocijo, en verano es una escuelita de escalada con vías equipadas con parabolt y de unos 50-60 metros de altura: la Palestra di Roccia del Passo Paradiso.
Ahí afuera, las condiciones son duras. Nos abrigamos a tope y abrimos huella durante unos duros 4 minutos, hasta que unos italianos muy técnicos nos adelantan.
Hugo abre la veda y se mete por la zona más ancha y aparentemente más sencilla.
Desde la cafetería, Julio se ercla un par de cervezas y nos tira buenas fotos.
Vistazo general del primer largo.
Y los italianos calentando, con buen postureo y sin apenas colocar tornillos.
A la derecha, otra cordada escalando en una zona bastante atractiva.
Mientras tanto, Hugo y yo ya estamos en la primera reunión e iniciando el segundo largo.
Una travesía de lo más estética, donde cuesta sacar fotos con las manos congeladas, el fuerte viento, la nevada y estar pendiente de asegurar al compañero.
Enseguida lo pierdo de vista...
...y sigue ganando metros camino de una reunión equipada pero algo oxidada...
...desde la que asegurar mi escalada.
Los últimos metros pasan por un tubo de hielo con reminiscencias patagónicas, muy estético y disfrutón. A gritos les dijo a Nasta y Alejandro que les dejaremos la cuerda montada para que escalen del tirón estos 55 metros que hay desde el suelo.
Foto de "cima", mientras la meteo parece que quiere despejar.
Y una panorámica hacia el Glaciar de Presena.
Los locales siguen haciendo de las suyas en dry-toolings equipados con parabolt.
O en cascadas tan finas donde casi ni se pueden colocar tornillos.
Rapelamos la zona bonita...
...siempre vigilados por la cámara de Julio...
...y nos reunimos en el pie de vía con los compañeros.
Resulta que los italianos han estado "jugueteando" en una corta vía de mixto equipado con parabolt a la que no podemos resistirnos.
Gancheos, columnas finas, punteos de crampón en una bella pero corta escalada donde nos sentiremos como auténticos Mark Twight en cualquier vía mítica de Chamonix.
Y encima sale el sol y nos empieza a sobrar la ropa.
Últimos pasos de la vía.
Miniaturizando la estación de esquí.
A nuestra derecha, Nasta dando pioletazos en la cascada que hemos dejado montada.
"Il aseguratore laborando" en un paisaje curioso de cimas nevadas, telesillas y postes eléctricos-
Cuatro fotos más para hacernos una idea de las posibilidades de la zona...
...y emprendemos el rápido retorno a la cafetería.
Una zona que no aparece en las guías pero que ha sido la que más juego ha dado y donde mejor hielo hemos tenido.
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