La montaña con nombre de medicamento genérico ya se nos quedó en el tintero cuando hicimos la cresta de los Besiberris. Y también no hace mucho tiempo, cuando después de torrarnos al sol en las paredes del Pic de Sant Cugat, se nos fueron las ganas de subir al refugio de Besiberri.
12 Julio 2014
Esta vez le reservamos un finde completo (y menos mal, porque conseguimos el "encadene" al segundo pegue) y nos juntamos con Rubén y Maica, que se van a pasar todos los fines de semana de Julio "aclimatando" para su inminente viaje a Bolivia. ¡Qué envidia!
Salimos con el fresquete matinal del aparcamiento que hay junto al refugio de Conangles. Primero por una pista forestal que discurre paralela al Noguera Ribagorzana (margen izquierda) hasta tomar un sendero marcado con pintura e hitos amarillos.
La senda va atajando las zetas de la pista, continua por un bello bosque rodeado de cascadas y alcanza el Estany de Besiberri.
A partir de ahí, terreno más suave y amplios paisajes. Achinando los ojos, podremos localizar el coqueto refugio de Besiberris algo a la izquierda en lo alto de unas rocas.
Por fuera es prácticamente idéntico al refugio de Mulleres, que tampoco queda muy lejos de aquí.
Por dentro, ya se nota el paso de los años (inagurado en el año 2001), pero se mantiene limpio, con colchones y perfectamente habitable.
Son las 10 de la mañana, así que, tenemos tiempo de picar algo e intentar hoy mismo el ascenso del Comaloforno.
La meteo se suponía que sería buena durante todo el finde. Algo de entrada de norte, pero sin apenas precipitación, y menos aun al sur de la divisoria.
Pero ese bonito arco iris ya nos pone en aviso.
Sobre los 2600 metros de altitud, aparecen grandes neveros casi imposibles de rodear.
Y algo más arriba, entramos en la niebla y comienza a llover.
Encontramos una cueva en un pequeño collado donde resguardarnos...
...y montar un gabinete de crisis, reunión de sabios, tertulia matinal o como querais llamarlo. Incluso, hasta hay quien se ha puesto un plumas. ¿Pero no era verano?
Nos estamos quedando fríos, sigue lloviendo y la niebla está bastante baja. No hay ninguna gana de crestear hoy ni de ir al Comaloforno.
Regresamos.
Nos espera nuestra pequeña y acogedora caja de cerillas.
Y una tarde enfrente de la pantalla de más pulgadas del mundo.
En un arrebato de inspiración artística sin parangón (ojo, palabra nunca antes utilizada en éste nuestro querido blog), "invento" el GIF 3D.
Y ya que estamos, un lago desenfocado...
...y una macro a un floripondio.
A media tarde, una pareja de catalanes "aterriza" en el refugio. Cenaremos los 6 juntos e iremos planificando la jornada de mañana.
En teoría con meteo estable, decidimos madrugar bastante para no llegar muy tarde a casa.
13 Julio 2014
Despertador a las 5 de la mañana. Yolanda se queda con las sábanas pegadas y salimos Rubén, Maica y yo tirando de frontal.
A eso de las 6 llegamos al inicio de los neveros. Se nota que la nieve está más dura que ayer y colocamos crampones.
Ganando metros iluminados por la luna llena.
Vistazo atrás.
El macizo del Aneto es el primero en recibir los rayos de sol.
Aquí ya hemos pasado el punto donde nos dimos la vuelta ayer. Estamos en una zona casi horizontal y por primera vez tenemos a la vista el coll d'Abellers, paso obligado de la ascensión.
Este pequeño circo orientado al norte aun guarda bastante nieve para ser mediados de Julio.
Los últimos 100 metros de ascenso hasta el collado serán los más incómodos del día. Bastante inclinación sobre un lecho de piedra inestable, de esos de dar 3 pasos para adelante y 2 para atrás.
Maica celebrando la llegada al collado y el acoso de las cámaras.
Por delante el terreno tampoco tiene muy buena pinta. Una serie de profundas barranqueras de piedra suelta, que hay que atravesar con varias subidas y bajadas.
Rubén y Maica deciden subir al cercano Besiberri Sur y así tacharlo de la lista, mientras yo me voy al Comaloforno.
Pongo la directa y voy superando pequeñas brechas por terreno indefinido y con mucha piedra suelta hasta colocarme en la vertical de la cima. Un pequeño nevero me obliga a tallar algunos escalones, y una trepada algo aérea (IIº) de un par de metros me deja directamente en la cima.
La estética cresta de los Besiberris, desde el Besiberri Sur (a la izquierda) hasta el Besiberri Norte (al fondo).
Al final he llegado a la vez que ellos. Rubén y Maica echando fotos en la cima del Besiberri Sur.
No me entretengo mucho en la cima y comienzo el descenso intentando volver por el mismo lugar por el que he subido.
El nevero que he comentado antes: apenas tres pasos, pero mantenía la nieve dura y mala caída en caso de resbalón.
Luego hay que ir al loro para superar varios collados (o pequeñas brechas) sin perder demasiada altura (incluso subiendo en algunos tramos) para llegar al collado de Abellers y enlazar con la ruta normal del Besiberri Sur.
Descendemos la parte de roca del collado y al inicio de los neveros, volvemos a colocar crampones, que la primera parte del descenso tiene bastante inclinación.
Apuramos todo lo que podemos por la nieve y llegamos al refugio a eso de las 10 de la mañana. Buena hora para recoger los sacos y regresar al coche.
Otra vez junto al precioso Estany de Besiberri.
Idílico paisaje: el ibón, el rododendro en flor y los neveros en altura.
Un último tramo de bosque de hayas, para despedir un fin de semana perfecto de desconexión total y reencuentro con el Pirineo más íntimo.
Mapa de la zona.
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