El Garmo Negro es una montaña ideal para aquellos que buscan iniciarse en el mundo de los tresmiles. Tomando como base el refugio de la Casa de Piedra (accesible en coche), los 1400 metros de desnivel se suelen realizar en una sola jornada. En verano es una ascensión sin complicaciones técnicas (excepto algún posible nevero residual) y en invierno es una ruta clásica de esquí de montaña, eso sí, con peligro de aludes.
La idea era haber venido por aquí en el puente de Mayo y hacer varias ascensiones, pero la meteo y las agendas del grupo nos obligaron a ir retrasándolo algunas semanas.
23 Mayo 2015
La moral del grupo está alta, y la meteo, pese a las fechas en las que nos encontramos, es prácticamente invernal.
Nada más salir del bosque, el viento del norte nos azota con fuerza, caen algunas gotas y toca ponerse ropa (gore-tex incluido).
De momento somos los primeros del día en ascender. Vamos siguiendo el camino de verano, con la larga diagonal bajo la Aguja de Pondiellos, hasta llegar a los neveros que se suelen mantener sobre los 2.600 m.
Ya hemos visto que la nieve es continua hasta la cima, por lo que nos colocamos todo el material invernal (crampones, piolet, polainas, gafas, guantes...)
y continuamos la ascensión siguiendo una buena huella y con la nieve en buenas condiciones.
Buen entrenamiento para el viaje de Tony a los Alpes.
A ratos incluso sale el sol y nos ilusionamos con tener buenas vistas desde la cumbre.
Pero en el collado sigue la nube metida y las cumbres están con algo de nieve reciente.
Los contrastes de la primavera. Ambiente invernal en cotas altas y bosques verdes y cascadas rebosantes en los valles.
Paco y Bego ya están en el collado. A la derecha la interminable pala que lleva a la cima. Parece tumbada, pero tiene más pendiente de lo que aparenta.
Paradita para picar algo...
...antes de afrontar los últimos 200 metros de desnivel.
Cada uno a su ritmo, engullidos en una niebla que oculta referencias...
...y nos ayuda a centrarnos en la pisada, la respiración, la técnica de cramponaje...alguno incluso iría pensando en política, que para eso estamos en la jornada de reflexión de las elecciones autonómicas y municipales (eso sí, con el voto por correo ya emitido hace días).
Nos reagrupamos y llegamos todos juntos a la cima. Estrecha, azotada por el viento y con el vacío oculto por las nubes.
Sólo Paco se atreve a posar.
Y nos vamos rapidito para abajo. Que aquí no se puede ni tomar el almuerzo, mejor paramos bajo el collado, donde el viento no es tan fuerte.
La vuelta, la realizamos por el mismo camino de subida, mirando de reojo un tímido sol que ilumina el Balneario de Panticosa.
Pequeña paradita para calentarnos las manos con las aguas termales de la fuente de la Laguna.
24 Mayo 2015
Con los deberes hechos el día anterior, dedicamos el domingo a pasear y "soltar las piernas" por los ibones de Brazato, sin objetivo fijado, alargando o acortando la excursión en función de las fuerzas y sabiendo que queremos llegar al coche a la hora de comer.
De nuevo, un día ventoso y frío, pero más despejado que ayer.
El ibón del Brazato todavía guarda parte del traje de invierno, con seracs que parecen propios de otras latitudes.
Vamos siguiendo el GR-11 camino del collado del Brazato, junto al Baciás, sabiendo que no llegaremos a la cumbre.
Pese a todo, ascendemos hasta los 2.500 metros para observar los Ibones Altos de Brazato.
Un último esfuerzo que merece la pena. Ibones totalmente congelados, cuando estamos a una semana de entrar en el mes de Junio...
...y un sarrio despistado que nos da una lección de como rodear un ibón en apenas 20 segundos.
De aquí a la cima del Baciás, tenemos algo menos de una hora, pero hay que atravesar un largo nevero que exije crampones y piolet (que no llevamos) y el horario se nos iría de madre si queremos regresar pronto hacia Valencia y despedir a Rita.
Descendemos de nuevo al Ibón de Brazato y cruzamos la presa para visitar el minúsculo refugio libre.
Y aprovechamos para ver el Ibón Inferior, que a la subida no habíamos pasado por él. Al fondo a la derecha, asoma la diagonal del Tablato, aun con algo de nieve.
Contentos con la excursión, emprendemos el regreso a las bajuras y nos despedimos del Garmo Negro, hoy también tapado por alguna nube.
Pequeña parada sobre los 2.000 m, en un hombro con vistas.
Paco posando con la muralla del Peña Telera de fondo.
Llegamos al refugio a la hora acordada, con unos 900 metros de desnivel positivo en las piernas y celebrando el final del finde con unas merecidas cervezas en la terraza.
Mapa de la zona. Garmo Negro al oeste e ibones de Brazato al este, dos de las muchas actividades que se pueden hacer tomando como base el refugio de la Casa de Piedra.
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