Después de pasar una mala noche y de los dos días de paliza que llevamos, sólo pensamos en bajar a la Pradera.
22 Agosto 2011
Las nubes que venían desde el Oeste, llegaron casi al amanecer. No nos mojamos pero durante toda la noche soportamos un fuerte viento.
A las 6:00 sin desayunar ni nada, recogemos el vivac, nos ponemos toda la ropa y nos vamos para abajo.
Primera parada (para desayunar) justo antes del destrepe que hay que hacer para descender la faja de rocas. La flecha indica dónde está el paso fácil.
Sin perder mucha altura vamos rodeando las murallas del Cilindro en busca del camino que une el lago helado con Góriz. Al fondo el cañón de Añisclo.
Tramos de roca marrón, con el Dedo del Perdido y el Monte Perdido desde un ángulo poco habitual.
Desde que descubrimos vida en mi camel, voy sin agua. En el riachuelo que baja del lago helado aprovechamos para llenar la botella de Yóland. Agua limpia y cristalina.
Pareja de marmotas reposando el desayuno en el porche de casa.
Por terreno más o menos cómodo, enlazamos con la ruta normal del Perdido. A las horas a las que todos suben, nosotros vamos para abajo.
Se empieza a intuir el valle de Ordesa.
Como ahora todo es “zona azul”, Han Solo ha dejado aquí el Halcón Milenario.
El inmenso valle de Ordesa y la Faja Pelay. Hace años que no pasamos por ahí y puede ser una buena variante de bajada.
Después de un par de noches prácticamente solos, la llegada a Góriz es una vuelta a la civilización y las masificaciones. La reforma a mitad de acabar y bastantes tiendas de campaña en los alrededores.
Picamos algo y nos vamos para abajo. Yóland pastoreando el ganado.
Como nos creemos que tenemos ganas de ir a la Faja de Pelay, no cogemos las clavijas y hacemos todo el rodeo del sendero.
Vistazo atrás, con el Cilindro y la Cola de Caballo.
La Faja de Pelay empieza con algo de desnivel parriba y se nos pasan pronto las ganas de ir por ahí. Bajamos a los prados del fondo del valle.
Y 10 minutos después, se pone a llover con ganas.
Idílica cascada de las Gradas de Soaso.
Ambiente otoñal.
Bosque de hayas.
De nuevo en la Pradera, con el Tozal al fondo, cerrando el círculo que empezamos hace dos días.
Sin duda una actividad para apuntar, yo la he hecho a trozos en varias ocasiones. Pero del tirón es todavía mejor. ¡La canal-cueva al Casco, todo un descubrimiento para mi! Un saludo y seguid así.
ResponderEliminarGracias por la visita Ángel! En tres días tienes una variedad de paisajes y de vistas insuperable. Lo de la cueva es la guinda del pastel ;)
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