Finde fresco en Pirineos, casi otoñal pero con buena meteo para hacer montaña. Blas viene con ganas de duplicar tresmiles y sumar tres más a su particular cuenta.
27 Agosto 2001
Son las 9:00 cuando llegamos con el coche al refugio de Tabernés (1.740 m).
Desde el cruce con el refugio de Viadós, la pista tiene 3 o 4 badenes gordos donde los turismos rascan barriga.
Estamos a 2ºC y rápidamente toca cambiar chanclas y mangas cortas, por zapatillas y chaqueta de plumas.
Nada más empezar a andar ya nos perdemos. Pensamos que el puente está río arriba y no tan cerca del refugio de Tabernés. ¡Es de ser inútiles!
Con la tontería nos enriscamos en travesías resbalosas sobre aguas gélidas,
hasta que conseguimos cruzar al lado bueno y encontrar el sendero.
Esto de ir por un sendero normal es jauja. En el primer cruce, giramos a la izquierda y comenzamos a ganar desnivel.
Desde las partes altas del bosque ya asoman los Culfredas. Desde aquí parecen dos en vez de tres...
La gente regodeándose con las vistas que hay hacia Espadas-Posets y Eristes.
Vistazo atrás, con todo el desnivel que hemos subido ya. A la izquierda el macizo de Bachimala.
A casi 2.400 m de altura encontramos un ibón colmatado, rodeado de prados llanos donde plantar la tienda a plena satisfacción.
Mucho más felicianos, con dos mochilas para tres, continuamos el ascenso hacia el puerto de la Madera (2.555 m.).
Desde el collado, cogemos la línea fronteriza en dirección hacia los Culfredas. Por detrás asoman Punta Suelza (2.973 m) y Punta Fulsa (2.865 m).
La niebla, respetuosa con el territorio hispaño-español, se queda en su lado.
Yóland disfrutando de las vistas. A la izquierda el Bachimala, a la derecha el Posets y enmedio el Aneto.
La niebla le da un toque muy navideño al asunto.
Hacia el otro lado (Oeste), el Monte Perdido, Cilindro, Marboré, Robiñera y la Munia.
Esto ya es más otoñal que navideño.
Buenísimas vistas desde una zona que todavía no conocíamos. Al fondo a la derecha el macizo del Cotiella, achinando los ojos se distinguía perfectamente la diagonal del Raymond d’Espuoy.
Blas posando y Yóland haciendo como que hace una foto.
Seguimos ganando metros por sendero de roca rota
hasta llegar al Pic de Cauarère (2.902 m).
Siguiendo hitos y buscando lo fácil, la cresta no tiene ninguna dificultad. Sendero que bordea por la cara Sur.
Ambiente de alta montaña ya cerca de la cumbre del primero de los Culfredas.
Una pequeña trepada (evitable)
y ya tenemos a tiro de piedra (stone shoot) la cumbre del Culfreda NW.
Cutre foto de cima.
Ya sin mochila nos vamos a por los otros dos Culfredas, que parecen cerca pero más aéreos que el tramo de cresta hecho hasta ahora.
Pero se va muy cómodo. Prácticamente sin tener que apoyar las manos.
Culfreda Central.
Un pequeño descenso
un repecho y llegamos al Culfreda NE.
Blas duplica tresmiles y ya lleva seis.
Volvemos sobre nuestros pasos
mientras disfrutamos del mar de nubes francés.
Punta Fulsa y su ventana de nubes.
Deshacemos toda la cresta y comenzamos el descenso por el mismo sitio por el que hemos subido.
Con las nubes entrando y saliendo, el viento soplando y el pedregal interminable, parece que estemos bajando de un volcán en Costa Rica...
Sonada de mocos a mitad de bajada.
¿A qué huelen las nubes?
¿A qué huelen las cosas que no huelen?
¿”Po qué” no huelen las nubes?
Ese mar de nubes de la izquierda, casi parecía un glaciar alpino.
A mí me daría vergüensa de pensar que eso es un glaciar.
Con los deberes del día ya hechos y la tienda montada,
es momento de relajar esfínteres y dar saltos de alegría.
Suaves prados, ya por debajo del puerto de la Madera.
Llegando al hogar.
Últimas luces del día sobre el Posets.
Preparamos una buena cena a base de pasta y nos vamos a dormir mientras el cielo se pone rosa.
28 Agosto 2011
Amanecer desde la puerta trasera de la tienda.
Hoy también ha hecho frío. Palos congelados (no confundir con los palitos de cangrejo de la sección de congelados).
Tienda de congelados.
Aprovechamos el solamen para desayunar calentitos y secar la tienda.
Y sin mucha prisa, nos vamos para abajo.
De nuevo por el tramo de bosque,
hasta llegar a la pradera que hay junto al coche.
Pequeña visita al refugio libre de Tabernés (bastante limpio y en buenas condiciones). Primera estancia: una gran mesa y mucho espacio para dormir en el suelo.
Segunda estancia: pequeña mesa, chimenea y grandes troncos.
Mapa del recorrido:
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