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Mulleres (3.010 m) desde la boca Sur del túnel de Viella

Pistoletazo de salida de la temporada invernal. Desempolvamos las botas rígidas y nos vamos al Mulleres confiando en que la nieve haya transformado algo.



12 Noviembre 2011

Aparcamos en la boca Sur del túnel de Viella y hacemos recuento de coches intentando averiguar si queda hueco en las 18 plazas libres del refu.



Subimos con saco fino y sin tienda ni esterilla. Al fondo a la izquierda el objetivo para mañana.



Primeros metros muy cómodos, por pista forestal



bello bosque otoñal.



y cascadas cargadas de agua.



A la izquierda los picos del Mig de la Tallada colocándose el uniforme de invierno.



El sendero va ganando metros junto a la Cascada de la Pleta Naua.



Sobre los 2.100 m comenzamos a pisar nieve, confiamos en que haya buena huella y no tener que colocar polainas.



Vuelo directo sin escalas desde la mismísima cumbre del Mig de la Tallada.



En las últimas rampas hasta llegar al refugio la cosa se pone más seria, el paquete de nieve aumenta y de vez en cuando nos hundimos hasta la rodilla.



Los compañeros de refu tomando el “vermú” mientras esperan a los nuevos inquilinos.



El nuevo refugio de Mulleres tras la renovación completa, con su franja roja estilo River Plate.



18 plazas, colchones, almohadas, perchas,mesa, taburetes, luz eléctrica con placa solar, baliza luminosa intermitente en el exterior, emisora SOS, extintor, interior de madera y 100% acojedor.



Antes de dormir, las fotos nocturnas de rigor. Una para un lado



Otra para el otro.



El “prospecto” del refu. En caso de duda consulte con su farmaceútico.



13 Noviembre 2011

El viento ha pegado fuerte esta noche. A las 6:00 nos levantamos pero no las tengo todas conmigo con que podamos llegar a cima.Casi sin encender frontales, salimos a andar a las 6:50 guiados por la luz de la luna.



Flanqueando a media ladera entre restos de pequeños aludes y siguiendo huellas de los que estuvieron ayer por aquí.



Los ibones van quedando abajo y el amanecer lo tiñe todo de un precioso color yogur de fresa semidesnatado.



Al fondo, en lo más negro, el lugar donde se encuentra el refugio.



Excelsa panorámica a siete fotos, con Gabi y el grupo de catalanes por delante y Yóland por detrás. Clíquese para apreciar en toda su magnitud.



Los nubarrones no nos preocupan demasiado, vienen del Sur y las previsiones de meteo no son malas para hoy.



Así que, a continuar marcha (show must go on) y a disfrutar del espectáculo.



Comedida panorámica de dos fotos antes de afrontar el “crunch” (o era crux?) de la jornada: una trepada con roca y nieve que le da un punto de emosión a la ascensión.



Colocamos crampones y piolet por precaución y tiramos para arriba buscando las zonas más fáciles (asoman algunos hitos ).



Aéreo flanqueo a pocos metros de pasar a la otra vertiente.



Una vez fuera sólo queda recorrer una sencilla loma de nieve



que se ha puesto sus mejores galas



para llevarnos a la cumbre del Mulleres (3.010 m.)





Modo melancólico “on”: qué lejos queda aquel verano de 1993 cuando en esta misma montaña me estrené en el afamado mundo del tresmilismo pirenaico y bla bla bla…



Nos vamos para abajo, que aquí arriba hace viento y queremos almorsar al sol después del destrepe del collado. Detrás, la Forcanada, donde aprovechamos las últimas nieves de la primavera.



Bajando hacia el refugio, la cosa parece que sigue igual, nubes y nieblas que van y vienen.



Y el Sol de Noviembre que no acaba de calentar y mantiene la nieve aceptable para bajar.



Pasamos junto a los restos de los aludes recientes



y junto al invernal Estany de Moliéres,



hasta llegar a nuestra querida cabaña de metal y tomarnos un merecido almuerzo (el segundo de hoy?)



La bajada al coche es otra vez apoteósica. El marcado contraste de la tierra marrón con la línea de nieve y las nieblas otoñales le dan un toque de montaña de Kazajistán centro.



¿Estamos en el Tien Shan?



Bonita surgencia de agua en “eth Plan dera Rasa”.



Cuatro postales y llegamos al coche.









Mapa de la zona.

Puig Campana: Julia + Espolón Central (400m,6a+)

De nuevo las previsiones son malísimas para el finde: lluvia y más lluvia. Rober me seduce con sus cantos de sireno y pronuncia las palabras mágicas: la Julia al Puig Campana, Tope Clásica!!



Achinando mucho los ojos descubrimos una ventana de buen tiempo la mañana del sábado.
El viernes-noche nos trasladamos a Finestrat, vivac bajo las estrellas y ponemos el despertador a las 6:15 de la mañana.

5 noviembre 2011



Pequeña sudada hasta llegar al pie de vía y a las 8:00 ya estamos escalando.



L1(IV+): justo cuando empiezo a escalar, nos golpean los primeros rayos de sol. Parece que hemos acertado viniendo hoy y madrugando.



Primer largo ideal para calentar. Fácil pero hay que escalar y que proteger los pasos ya que no hay ningún seguro fijo.

Reunión en dos clavos bajo la vertical del la temible fisura del L2.



L2(6a+): el largo duro del día tiene buena pinta. De fondo se oye el speaker del Kilómetro Vertical con su interminable “Vamos, vamos!Qué podemos! Vamos MÁQUINAS!!



Rober dosificando friends y disfrutando del largo.





A mi el largo se me va un poco de grado y lo disfruto menos. El paso duro hay que mirárselo un par de veces, pero acaba saliendo.



Spit justo antes de ese paso y el resto a equipar al gusto.



Recomendable juego completo y nº2 y 3 repetidos.



L3 (V+): éste largo me toca a mi. He reservado pechuga en el largo anterior (intentando no fundirme del todo) y espero que éste no sea un quinto “de los de antes”. Travesía a izquierdas para evitar el embarque que habíamos leído en otras piadas y luego pequeña panza.



La R2 desde el inicio del L3.



En la parte final del largo, espectacular diedro que es más fácil de lo que parece y que se protege muy bien.

Reunión en dos clavos+empotrador abandonado mientras el speaker de la carrera sigue subiéndonos el ego.Vamos máquinas!!



Rober disfrutando del perfecto diedro final.



L4 (6a): el último largo de la Julia es otra preciosidad de fisura-diedro algo más fácil que el del L2 pero que también hace sudar.



Rober se asoma un poco a la izquierda y confirma que estamos al lado del Espolón Central. Por ahí no es, hay que coger las fisuras perfectas de la derecha.



Muy aéreo y con buenísima roca.



Mientras Rober se afana en la metida de friends yo miro de reojo el empotrador de la reunión, que se mueve mucho pero no acaba de salir.

Con más maña que fuerza consigo liberarlo de su negro futuro e incluirlo en mi portamaterial. Algún friend casi me cuesta más de sacar que el empotrador de la reunión.

Los últimos metros de la “Julia”.



El “Brownie” (con sus nubes y ventarrón) ya está viniendo por el Oeste, pero preferimos continuar por el Espolón Central y salir por arriba antes que rapelar por una línea que no conocemos.

Con más prisa que un niño con zapatos nuevos en la puerta de un colegio, vamos encadenando largos y ganando metros antes de que nos coja la lluvia.

Un primer largo de IV+/V nos deja en una terraza cómoda con reunión en un cable.

En el siguiente largo (IV+) continúa Rober, atacando el muro por la izquierda.



Tercer largo de salida del Espolón Central, un Vº atlético con un par de spits protegiendo los pasos duros.



Los dos últimos largos los juntamos en uno bien largo, con lo que nuestro particular “Casi-Medio-Km” Vertical queda de la siguiente manera: 4 largos de la Julia (IV+, 6a+, V+, 6a) y 4 largos del Espolón Central (V, IV+, V, IV).

Empezando el último largo con el cielo cada vez más negro.



Hacía el mar la meteo no es tan mala. ¿Dubai?



Luces otoñales sobre el Mediterráneo



La reunión intermedia que nos saltamos y la cabeza de Rober asomando al final de la vía.



Tanta capucha para nada.



Rápidamente, nos colocamos las zapatillas y flanqueamos por los cables que nos llevarán a la pedrera.



Y desde ahí, con un fuerte ventarrón hasta el coche. De bajada coincidimos con otra cordada que viene de hacer la Diedros Mágicos.

Otoñal día de escalada, buena compañía, viote y la inmensidad del Puig Campana para sólo dos cordadas. Día redondo.