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Peña María (Gestalgar): vía "Mata domingueros" (135m, 6a+)

La zona de Peña María tiene variedad, sombra y río. Desde vías largas como la "No a la Guerra", a vías de deportiva (placas de V a 6b o desplomes de 7a). Es por tanto, un destino habitual para los tórridos veranos valencianos, a pocos kilómetros de la capital pero a casi una hora en coche. Últimamente se han equipado (o reequipado) algunos sectores de deportiva y alguna vía larga que teníamos ganas de catar, como la "Mata domingueros".



18 Mayo 2013

Vía totalmente equipada (17 expreses?!), descenso en dos rápeles (o uno de 55m) y sombra por la tarde. Todo perfecto, excepto la calidad de la roca y el descomunal incendio del año pasado, que también se dio un garbeo por aquí.

Aproximación prácticamente nula, hasta alcanzar el sector de deportiva por el que le entraremos a nuestra vía. Vistazo general



y detalle de los largos de arriba.



Empiezan Alberto y Gilberto por un largo que ya será algo más de V.



Vistos los resoplidos, Gabi y yo entramos por la vía de más a la izquieda. 10 metros que no pasan de V.



Gilberto descifrando la placa del L1.



L2 (III): Tras los 10 metros de buena roca del L1, continuamos por terreno roto (ojo con las piedras que tiremos! Caen directamente al sector de deportiva) y con equipamiento dudoso.



Desde la R2, travesía a izquierdas hasta colocarnos debajo de la placa del L3. Tira Gabi de primero, sin pararnos en la R2bis. Luego echaríamos de menos alguna cinta exprés más en el arnés.



Bajo el desplome del L4, soportamos unos minutos de lluvia.



Con cierto intríngulis y pocos ánimos de encadenar, comienzo el largo clave del día (6a+).



Los parabolts no alejan demasiado y se puede pasar incluso con la roca húmeda.

L5 (15m, V): Alberto en la curiosa chimenea.



En realidad se trata de un gran bloque separado de la pared. Quizás no ha sido muy buena idea colocar la reunión y los parabolts en el mismo bloque....

Más fácil de lo que aparenta. El paso de V se encuentra después de la chimenea, cuando estamos montados en el bloque y tenemos por delante una placa fina y rara para llegar a la R5.



L6 (6a): al revés que el largo anterior, éste es más difícil de lo que parece a simple vista. Placa vertical con caida fea antes de chapar el 2º bolt.



Un servidor a mitad de largo.



Gabi peleando con los últimos pasos de la vía. Aéreo espolón con vistas directas al coche.



Desde la R6, buscar la instalación del rápel unos metros a la izquierda.



Tirado profesional de cuerdas.



Y nos vamos para abajo.



Ya en tierra firme, una mirada nostálgico-melancólica hacia los compañeros que bajan.



Alberto silueteado.



La primavera le pone el toque de color al negro pasado.



Vistazo lateral de la pared.



Una vía que seguramente no repetiremos y que es bastante peligrosa si hay gente en la zona de deportiva y de merenderos. Ya lo dice su nombre. Nosotros ya tiramos alguna piedra, suerte que no era un día concurrido y que la segunda cayó en la canal por donde se rapela. Grados bien puestos y roca mediocre en L2, L3 y L6.

Croquis en Elev-arte.

De Bibliotecas básicas y otras Historias

Esto de la montaña tiene mucho que ver con la motivación y la pasión. Nunca sabremos si fue antes el huevo o la gallina, si la motivación que nos daba leer libros y revistas nos hacía salir "ahí afuera" o si leíamos libros y revistas del "gremio" porque ya nos gustaba la montaña. El caso es que de aquellos años de descubrimiento de una pasión, entremezclados con viejas diapositivas, siempre nos vienen al recuerdo libros, películas y revistas que subían pulsaciones, sudaban manos y nos hacían soñar con lugares lejanos, épicos y salvajes. Vamos con un "top ten" de objetos que no pueden faltar en una biblioteca montañera, algunos recientes y otros no tanto.

Por no perder el hilo, intentaremos seguir un cierto orden "cronológico". Corría el año 1992 y después de un intento frustrado al Collarada, nuestro siguiente objetivo era superar la barrera de los 3.000 en el Forqueta. Nada mejor que empaparse de todo lo que rodea a la polémica lista con el libro de J. Buyse.



Viendo que las descripciones de las ascensiones no eran muy útiles, acabamos comprando el de Luis Alejos, que no incluía la descripción de todos los itinerarios, pero sí aparecían las de los picos principales de cada zona con bastante más orden y detalle. Y así, cada verano subíamos uno de esa lista. Sí, de uno en uno, que no éramos coleccionistas.

Seguramente fue en el verano del 96 cuando cayó en mis manos el Cerro Torre-Cara Oeste de Casimiro Ferrari. ¡Aquello sí que era una montaña! ¡Menudo bicho! Salvaje, inaccesible, azotada por los vientos patagónicos y con una historia fascinante de intentos trágicos, conquistas que se tambaleaban y paisajes de ensueño.



Las grandes montañas siempre guardan grandes historias. Alpinistas marcados para siempre por una de ellas, Ferrari, Maestri y Egger; Bonatti, Ladecelli y Compagnoni; Herzog, Lachenal, Terray y Rebuffat; todos ellos sabían que "hay otros Annapurnas en la vida de los hombres".



Por aquella época ni nos imaginábamos manejando cuerdas ni sorteando seracs, pero ya picaba la curiosidad y conseguí hacerme con un manual de alpinismo que agonizaba en una estanteria de un centro comercial cualquiera.



No era de los mejores, pero el manual de Paolo Paci daba un buen repaso a la historia del alpinismo, y a los materiales y técnicas utilizadas. Numerosas fotos y explicaciones sencillas para convertirse en un buen libro de mesilla de noche cuando seguíamos a mitad de la década de los 90.

Algo más moderno, aunque su portada le delata, el manual de Máximo Murcia ya nos daba pistas de como era eso de subirse por sitios difíciles.



No sabíamos ni que existía Internet, y las revistas de montaña eran un producto que cubría ese hueco. Entre las que iba adquiriendo mes a mes, y una donación de los números atrasados de un amigo, se acabó rellenando la estantería. Tan atrasados, que hasta venía con el nº1 de la revista Desnivel.



Luego Barrabés editó su revista, a tamaño XXL (si la comparamos con la actual) y con una temática diferente en cada número.



También guardamos algún ejemplar de la (ya extinta) revista Likken.



Llegó la Universidad, con su gran Biblioteca, el efecto 2000, el auge de internet y todo cambió. Las revistas pasaron a un segundo plano, y en formato papel lo mejor era solicitar a la Biblioteca los títulos más deseados.

Desde los grandes formatos, como el Yosemite de Heinz Zak y Alex Huber,



a los clásicos que no debe perderse ningún lector.



Aunque si hablamos de grandes formatos, me quedo sin duda con el Hire Himalaya de los hermanos Iñurrategui. Una lección de buen hacer, con excelentes fotografías y mejores textos en un delicado homenaje a la cordada que se rompió para siempre. "Uno no llega a uno, dos son dos y medio".



Tres horas al día en el metro o el tranvía daban para devorar todo tipo de títulos. De esta eclosión de la fiebre lectora iremos a por una selección de lo mejorcito, esos que no importa releerlos una vez cada dos años.

Mark Twight en su faceta más personal en el imprescindible "Besa o Mata" y con un manual "no convencional" pero al que le sacaremos jugo por muy poco extremos que seamos.



La biografía del icono de la escalada Catherine Destivelle. A combinar con sus películas "Ascensions" y "Au delà des cimes". Y si le hemos cogido el gusto al francés (no saquen esta frase de contexto), aprovecharemos la carrerilla para disfrutar y sufrir con "Sur le fil des 4000".

Siguiendo con las biografías, "Mi mundo vertical". Cuando Messner le dice a alguien "tu no eres el segundo, tu eres grande" en referencia a la carrera por los 14 ochomiles, es que Jercy Kukuzcka era enorme: ochomilismo polaco de los años 80, en invierno y por nuevas rutas. ¿Alguien da más?



Louis Lachenal, al que ya hemos mencionado hablando del Annapurna, también nos regala sus vivencias en "Cuadernos del Vértigo". Cómo salió de Annecy y se movió por Chamonix al mismo nivel que los famosos Terray y Rebuffat.

Quizás fue precisamente Rebuffat, el guía que mejor encarnó el espíritu del alpinismo. Con actividades estratosféricas para la época y un gusto exquisito para protagonizar películas y libros. El "Hielo, Roca y Nieve" sería como el "Sargent Peppers" de los Beatles en el mundillo de la montaña.



Bonatti es otro de los indiscutibles pesos pesados de la historia. Presente en multitud de escenarios, desde su cercano Mont Blanc, a la conquista del K2 o la lejana Patagonia. Todo ello contado de su puño y letra en "Montañas de una vida".



O con el ritmo cinematográfico de Marco Ferrari en el relato de lo ocurrido en Julio de 1961 en el pilar central del Freney.



Una de las grandes epopeyas (y tragedias) del alpinismo rodeada de "Aiguilles", "Bivaccos", "Ghiacciaios", collados imposibles y pasajes de roca granítica perfecta.

De manera no del todo consciente, fue éste último libro, las fotografías de Jonathan Griffith, la escasa información en castellano de la ruta y nuestras ganas de sentir esa esencia del alpinismo clásico, lo que nos llevó el verano pasado a recorrer la arista Innominata. Inolvidable.

Por ir terminando, de los últimos años y hablando de libros y motivación, no nos podíamos olvidar de todo lo que rodea a Iñaki. Desde su visión más biográfica y personal en Bajo los cielos de Asia



hasta el desgarrador relato del intento de rescate en la arista del Annapurna. Allí donde no te saca ni el Séptimo de Caballería, casi tuvieron éxito los Catorce de Iñaki.



A combinar con la película Pura Vida y algún paquete de kleenex por si acaso...

Seguro que han quedado muchas cosas en el tintero, nuestro "top ten" se ha ido a un "top diecisiete" por lo menos, pero espero que haya valido la pena.

Apaguen la tele, ponganse cómodos y disfruten de un buen libro.

Canal Roya (2.231 m) con esquís

Después de lo de ayer, y siendo domingo, no nos complicamos la vida y elegimos unas "matinales" muy resultonas. Yolanda y yo nos vamos al Canal Roya y Robert y Sergio a lidiar con un Foratata nevado que dejará buenas sensaciones.



21 Abril 2013

Frío amanecer. Dejamos a los compañeros en lo alto de la urbanización de Formigal y aparcamos en el lado francés del Portalet. Ya han abierto la carretera pero algunos edificios de la frontera todavía están rodeados por varios metros de nieve. Comenzamos a foquear desde el mismo coche envueltos en una niebla que tiene pinta de despejar pronto.



Es pronto y todavía no han llegado las marabuntas al Portalet.



El Midi asomando hocico.



El día está espectacular. Poca gente y menos viento que ayer.



Yolanda miniaturizada:



Ya estamos cerca del collado. Al fondo van apareciendo más esquiadores. Más al fondo, el inconfundible Balaitous.



El Midi evaluando el momento "patada" de la "vuelta maría".



Una vez en el collado ya sólo nos queda una suave loma hasta la cima.



Panorámica con todo el valle que hemos ascendido. Incluso se ve donde hemos aparcado el coche.



Últimos esfuersos por este mundo azul y blanco.



Hasta la misma cima con los esquís en los pieses.



Al Midi hay que hacerle hueco hasta en las fotos de cima.



Por la Norte del Anayet andaban ese día un par de cordadas de Mendiak:



Otra panorámica antes de quitar pieles e irnos para abajo.



La bajada directa por la pala NE sigue algo helada, así que preferimos asegurar y volver por el suave collado por el que hemos subido.



La nieve está rica rica.



Una pena que las zonas con más pendiente no duren demasiado.



Buscando "cunetas" aun podemos rascar algún giro resultón.



Y casi sin remar, a las 12 de la mañana, llegamos esquiando a unos 50 metros del coche.



Mapa del Canal Roya: