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Gran Astazu (3.071 m)

El Gran Astazu estaba en nuestros planes iniciales, junto a otros picos que finalmente no subimos por circunstancias varias. Pónganse las gafas de cerca y se lo contamos todo en cinco líneas y cincuenta fotos.



25 Mayo 2012

Ya son las 18:00 cuando salimos de la Pradera de Pineta esquivando vacas a la velocidad del rayo, ignorantes de que no va a valer para nada.



Primera panorámica de la jornada, desde el puente que cruza el caudaloso Cinca.



Por detrás, las débiles y dispersas tormentas, intentan acorralarnos. Instantes después seremos chapoteados por cuatro gotuchas mal caídas de esas que te hacen mirar para el cielo sin saber si sacar el chubasquero de la mochila o seguir mojándote como si no pasara nada.



Los sarrios disfrutan de hierba tierna y agua a raudales.



Y la primavera contrasta con los neveros de las cotas altas.



Ahora ya vamos ganando desnivel rápidamente.



Echando cuentas, vemos que la cosa está apretada.



O nos damos la vuelta ahora y dormimos con confort en el refu de Pineta con su guarda simpático o nos jugamos un vivac a pelo antes de llegar a Tucarroya.



El día alarga, pero no tanto como el Boomer Kilométrico de los años 90. Yolanda, con crampones y piolet en la rampa que lleva al Balcón de Pineta.



Durante la última hora de subida no hemos visto un lugar cómodo para vivaquear, no llevamos esterilla y tampoco queremos hacer todo el camino hasta Tucarroya de noche...



Fin del tiempo reglamentario y aun no hemos llegado al Balcón. Nubes rosas sobre la Munia y el Robiñera.



Con los últimos rayos de sol, localizamos un gran bloque de roca libre de nieve donde pasar la noche.



No tuvimos frío y pero lo pasamos francamente. Suelo inclinado, medio mojado, la cuerda y las mochilas a modo de esterilla, piedras que se clavan, rocas que rajan un saco, ay que me escurro para abajo, espera que me recoloco, lluvia a las 2:15 de la madrugada, hazme un hueco que me mojo y pocas horas de sueño. Parecemos alpinistas y todo, pero ni somos Bonatti ni estamos en un viote. Simplemente hemos salido tarde y estamos penando como idiotas con ganas de que se haga de día.

26 Mayo 2012

Hoy tocaba lo de subir al Cilindro desde Tucarroya, que para eso hemos cargado con una cuerda de 8 mm y 30 m. Pero resulta que estamos debajo de una piedra, con la espalda dolorida y pocas ganas de pegarnos la paliza.
Mientras amanece llegamos al Balcón de Pineta, había sitios llanos donde dormir pero quizás nos hubiéramos mojado a mitad de noche.



La nieve viene con dos sabores, uno marrón y otro blanco de las nevadas más recientes.



Los primeros rayos de Sol iluminando ligeramente la Norte del Monte Perdido y el Cilindro.



Ya tenemos a la vista la brecha donde se encuentra el refugio de Tucarroya.



Cogemos algo de agua granizada (y con objetos flotantes no identificados) en el lago helado y lo rodeamos por temor a romper la fina capa de hielo que lo cubre.



Últimos metros de canal. El refugio ha perdido parte del recubrimiento del tejado.



Las vistas siguen siendo maravillosas, pero el interior del refugio está algo más descuidado que hace unos años.



Son las 8:00 de la mañana. Entramos y tomamos posesión de las literas. En la fila de abajo hay tres sacos extendidos. Sus dueños ya están en el glaciar intermedio de la Norte del Perdido. Nosotros desayunamos una sopa calentita y nos abandonamos a un sueño reparador de 4 horas.

A partir de las 12 comienza a llegar gente, unos vienen del Swan, otros de Pineta, otros de Gavarnie, otros han hecho la Norte del Taillón...y nosotros hemos dormido bajo una piedra!

Antes de comer salimos a estirar las piernas y a la búsqueda de agua sin bichos. Localizamos el chorro perfecto en las rocas que hay por encima de la pequeña-gran rimaya.



Y de nuevo para arriba, a defender con tesón nuestra posición privilegiada dentro del grupo de “los que tienen derecho a dormir en litera”.



Conforme pasan las horas, la situación se va de madre (“goes of mother”). Más de 30 personas en Tucarroya es algo excesivo. Un Gran Hermano rollo campo de concentración en un entorno salvaje, con ligeros toques de hacinamiento y condiciones infrahumanas. Apuntado queda para otra vez. Pensábamos que la Norte del Perdido no estaba formada y que no había habido piadas en eso que llaman Internet. A la próxima nos subimos con la tienda...
A las 18:00 ya estamos cenando. A las 19:00 en la litera. Las 4 plazas de nuestra fila, se convierten en 6. Las 5 de abajo en 8. La gente duerme en el suelo, encima de las mesas, y fuera del refugio, junto a la zona que todos hemos tomado como WC oficial.

Como prueba, las fotos que Henri Fiocco ha colgado en infohielo. Yolanda asomando hocico junto a los compañeros de velada.



Imposible salir a mear sin pisar seres vivos, hasta el ratón del refu lo pasó mal esa noche.



27 Mayo 2012

A las 3:00 se despeja nuestra litera. Los del Swan se van a la Norte del Perdido, menudas piernas! Nuestros estiramentos y despereces varios se terminan pronto. Los que han dormido afuera, rápidamente ocupan los huecos recién liberados (neoliberalismo dicen que se llama).

A las 3:20 salimos del saco. Llevamos miles de horas durmiendo y ésto parece un Goûter en hora punta en Agosto.

A las 4:00 salimos con el frontal en la chola.



Mientras todos van para la Norte, nosotros nos desviamos hacia el Astazu. Por fin solos!



El amanecer nos coge bastante cerca del collado del Swan. La nieve está buena para andar, vamos siguiendo huella y el día no es tan estable como esperábamos.



Ganando metros, todavía sobre nieve y con la cumbre del Gran Astazu a tiro de piedra.



Mal día para disfrutar de las vistas. El Perdido y el Cilindro completamente tapados por las nubes. A la derecha del todo, el Petit Astazu (ése ya lo hemos subido los dos).



Por eso del feminismo (o era el machismo?) he dejado la mochila unos metros más abajo y subo muy feliciano sólo con el plumas y el piolet.



Yolanda (cargando mochila) en los metros finales de cresta. Luces rosas sobre el Pic Long y el Campbieil.



Cima del Gran Astazu (3.071 m) poco antes de las 7 de la mañana.



Media vuelta y volvemos por donde hemos venido.



Mar de nubes que llega hasta el pueblo de Gavarnie.



Panorámica en escalera.



Juego de luces, cornisas y la inconfundible pared de los Astazu.





Yolanda llegando a la mochila con ganas de engullir nuestro segundo desayuno de hoy.



Continuamos el suave descenso que nos lleva hacia el balcón de Pineta.



No hemos dejado nada en el refugio de Tucarroya para no tener que subir a la vuelta. Al fondo a la derecha, el Gran Astazu en un pequeño momento de despeje.



Por delante, la nube que nos granizará encima dentro de unos minutos.



Vistazo general del primer corredor de la Norte del Perdido.



Nos despedimos del refugio



y comenzamos el vertiginoso descenso hacia la pradera de Pineta.



Nubes muy negras pero que parece que aguantan tranquilas.



Bajo ese gran bloque vivaqueamos el viernes. Vivos recuerdos se agolpan en nuestras mentes, como si apenas hiciera dos días y una noche de aquellos hechos que bla bla bla bla...



Lo de las nubes negras, los rayos de sol atravesándolas, la nieve blanca y la verde primavera dejan unas fotos preciosas.



Últimos metros de nevero



para llegar al sendero y que Yolanda cambie botas por zapatillas.



Reanudamos el descenso.



Y continuamos perdiendo metros con un paisaje de lo más primaveral.



El valle de Pineta en todo su esplendor.



La cascada del Cinca a pleno caudal. Un bicho que en los inviernos en los que se paraliza todavía da más miedo.



En cuatro fotos de bosque llegamos al coche.



A la ida fuimos por la pista forestal y nos perdimos éste espectáculo de tonos verdes y alfombra de hojas secas.



Apenas son las 12:00 de la mañana y ya tenemos hecha la actividad.



Un finde que no salió como esperábamos pero que nos regaló unas postales inolvidables.



Mapa del asunto: