Después de lo de ayer las piernas no quieren saber nada de nosotros. Pese a todo, aplicamos el dicho popular de que “lo mejor para la resaca es seguir bebiendo” y nos vamos a la Foratata en una bonita y entretenida matinal.
Una montaña de las que no importa repetir, que no hay que subestimar y que dejará buenas sensaciones en los tres lechones que aun no habían subido a su cima.
17 Junio 2012
Con los recuerdos todavía recientes de cuando vinimos aquí el año pasado, conseguimos optimizar al máximo el material a llevar. Una cuerda de 60 metros para cada cordada, dos o tres friends, cuatro empotradores y dos cintajos para los 4. La primera cordada dejará el largo montado y la segunda cordada irá chapando el material que se encuentre (Sistema Certificado por la ISO 14.003 de Optimización de Peso por Mochila y Uso Compartido de Material Flotante).
La eclosión primaveral ha llegado al Pirineo.
Quique ascendiendo entre floripondios de tallo alegre y buena presencia.
A la derecha, las paredes de la cara Oeste de la Foratata todavía en sombra.
Alcanzamos el collado, con buenas vistas sobre la Peña Telera.
Pequeño destrepe mientras flanqueamos hacia la zona entretenida de la ascensión.
El año pasado subimos este corredor por la parte derecha. Hoy probamos por unas viras diagonales que superan el bloque empotrado por la izquierda y lo vimos más fácil.
Juan y Nasta dejando atrás el embudo del que venimos.
Quique se anima con el primer largo de escalada. Un muro de 20 metros de IIº que pasaríamos bien con un Camalot 0,75 y poca cosa más.
Reunión algo a la izquierda, equipada con un par de clavos muy separados.
La Naturaleza también sabe de geometría y matemáticas.
Nasta disfrutando del largo que le hemos dejado equipado con el friend y un empotrador.
Una vez reunidos los 4 en la reunión, continúa Quique con el L2. Otros 25 metros de trepada algo más fácil que la anterior.
La cordada de Nasta y Juan, sin traje ni corbata (como buenos ejecutivos) llegando a su segunda reunión del día.
Las vistas que tenemos desde la sala de reuniones.
Nasta asegurando.
A partir de ahí nos desencordamos y continuamos por el filo de la cresta sobrevolando la urbanización de Formigal.
En unos minutos, estamos los 4 en la cumbre, admirando las buenísimas vistas de esta montaña enclavada en el eje central del Valle de Tena.
Pequeño picoteo y para abajo.
Menudas caras de pena, agotamiento y extremo esfuerzo que llevamos al comenzar el descenso.
Hacemos un primer rápel desde la reunión de la arista y un segundo rápel desde el árbol hasta la brecha donde empezamos a escalar.
Dantescas vistas desde el segundo rápel.
Grandes paisajes de España patrocina esta panorámica.
De camino al embudo que todo lo traga, dudamos si rapelar o no.
Pero como la vira diagonal era bastante fácil de destrepar, bajamos sin pena y con gloria hasta el cómodo sendero por el que hemos venido.
La primavera sigue con su eclosión y el Balaitous se muestra altivo desde la lejanía, ignorante de que en dos semanas postraremos nuestros panderos sobre su cima.
Seguimos bajando. Los ojos se nos van hacia esa Gran Diagonal que ahora sólo es un fino hilillo (de plastelina?) de nieve.
Panorámica del asunto.
De fondo la Punta Escarra también mantiene sus hilillos.
Sin polainas ni nada, atravesamos estos campos exhuberantes y llenos de primaveralidad.
Dos estiramientos y a disfrutar de las 5 horas de coche hasta casa.
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