Después de 32 largos de escalada parabolizada (aquí, acá y más allá), el nivel de "plaisir" en sangre alcanza niveles peligrosos. Buscando en la carpeta de vías pendientes, aparece una buena opción para nuestro último día en el valle de Tena.
El "espolón de los Navarros" se encuentra situado en un espectacular circo de alta montaña, con roca caliza "ordesiana", bastante delicada en algunos tramos, y que exige buen olfato, templanza y ciertas horas de vuelo.
13 Julio 2015
Hoy toca madrugón. Un poco antes de las 6 de la mañana, salimos caminando desde el parking de La Cuniacha, con un ritmo acorde a las exigencias del guión.
Casi sin parar ni hablar, llegamos al circo superior, donde las vistas del corredor Elena (izquierda), el espolón de los Navarros y el corredor Watade (derecha), sobrecogen cuerpo, mente y estómago.
Los últimos metros de aproximación, remontan una incómoda pedrera, para buscar una vira diagonal que arranca del flanco izquierdo del espolón.
Recorrer la estrecha vira, en una clara diagonal a derechas, hasta alcanzar la R0 (sin equipar, posibilidad de colocar algún friend pequeño) en una pequeña y expuesta repisa. Son las 8 de la mañana, buena hora para arrancar.
L1 (6a+ ó V+/A0): muro de roca compacta, luego travesía a izquierdas para buscar una fisura vertical de V+ a proteger. Por aquello de no acerar de los clavos, Hugo lo escala en libre (6a+?).
Ya en la repisa, después del paso acerable.
La fisura de la segunda mitad del L1.
Para ser el primer largo, ya vamos calentitos y con el esfínter algo prieto.
L2 (V-): hoy tiene toda la pinta de que le toca a Hugo currar y a nosotros ir de paquetes. Travesía a izquierdas, para remontar un diedro algo tumbado.
L3 (IV+): otro largo de grado no excesivo pero donde la necesidad de proteger con friends, a la vez que tanteas la roca e intuyes el itinerario, hace que la bilirrubina vaya a flor de piel.
Ambiente ordesiano, por la roca y por el paisaje.
L4 (V+): parece que le vamos cogiendo el punto a la vía. Acostumbrándonos a reforzar la reuniones, sortear posibles embarques, avisar de los bloques sueltos, y agazaparnos cuando alguno cae en picado.
Eligiendo qué "chimenea de armarios empotrados" escalar. No coger un desvío a la izquierda.
Ata, tanteando bloques.
L5 (IV+): ya debemos estar llegando a la faja intermedia, pero la franja de roca caliza más clara no se distingue muy bien desde aquí.
Al menos, la roca mejora en este tramo.
Hugo llega al circo pedregoso y tarda unos minutos eternos en gritarnos "reunión!".
Resulta que se ha ido algo a la izquierda (tal y como marcaban los croquis) y se ha dado de bruces (no confundir con Bruce Lee) con un escaparate completo de microondas y neveras en oferta, de esos que se mueven con solo mirarlos (me lo quitan de las manos señora!). Finalmente, ha conseguido salir de ese infierno de precios outlet, y localizar la reunión de clavos bastante a la derecha de donde se encontraba.
Ata, terminando de escalar el tramo de buena roca del L5, ignorante de los acontecimientos acaecidos unos metros más arriba.
El dichoso circo pedregoso. En la foto, no parece que los microondas estén de oferta, pero las rebajas eran escandalosas.
Si no aparecieran el Arriel, el Palas y el Balaitous al fondo, diría que es Ordesa.
En la R5 da la sombra. Ya que hay que abrigarse, aprovechamos para picar algo y hacernos preguntas retóricas mientras miramos al infinito. ¿Qué cojones hacemos aquí, habiendo tanto "plaisir" a nuestro alrededor?
La "corona de rey" (Saxifraga longifolia) florece una vez en la vida, para morir a los pocos días. Nosotros soñamos con florecer varias veces en la vida. Incluso, varias veces al mes. Puestos a soñar...
L6 (V+): de aquí ya tenemos claro que sólo nos saca el señor Hugo. Inicio algo expo, para buscar un vertical diedro no visible, que queda a la izquierda.
Algunos clavos van marcando el camino. De momento, el largo con más ambiente de la vía.
En la parte superior, cambiarse a otro diedro que queda ligeramente a la derecha.
L7(V+): ojo porque los bloques que hay justo encima de la reunión están de mírame y no me toques, pero eso no lo sabes hasta que te subes encima de ellos y ya los has tocado con todos tus miembros. Roca que pasa de crocanti superior a aceptable inferior en pocos metros.
Ambientazo total en estos largos de salida donde se demuestra el "savoir faire" de los que escalan de verdad.
Verticalidad...
...y un final casi desplomado que unos pasan con concentración...
...y otros con desconcentración.
L10 (6a): último largo. Ya olemos el final de vía. El optimismo se apodera de nosotros, pero ya lo dice el refrán: "hasta el toro, todo es rabo". Hugo, sonriente sobre un gran bloque fisurado que se mueve.
Nos espera un buen apretón...
...para escalar un explosivo desplome, que a estas alturas de la historia es el paso más duro del día. Un par de aceramientos sobre clavos...
...y estamos en terreno horizontal, al sol y muy contentos con la escalada.
Son las 12 de la mañana (4 horas de escalada) y hemos vuelto a florecer.
Una estrecha arista de roca descompuesta nos separa del "paso horizontal" y el sendero de regreso al coche. Desde la lejanía el Vignemale vigila la jugada.
Vistazo general del paso horizontal, con el traje de verano.
Sin nieve, no es más que un sendero con vistas. Un privilegiado balcón sobre la sobrecogedora fachada del macizo de Peña Telera.
Por la canal de Cobacherizas, emprendemos el largo descenso hasta el ibón de Piedrafita.
Y disfrutando del paisaje...
...y con un pequeño remojón...
...llegamos a buena hora para comer con el lesionado Nasta y contarle nuestras batallitas en la escalada navarrica de hoy.
Los mejores croquis que circulan por la red, sacados de la página de Kike Villasur.
Aunque en la R5, la reunión se encuentra recto tal y como salimos de la franja de roca caliza o incluso algo a la derecha, nunca ligeramente a la izquierda como indican los croquis.
En general, vía mantenida, donde lo pasaremos mal si vamos con un grado justito de V/V+, reuniones no del todo fiables y largos a proteger sobre bloques dudosos.
No le pongo el cuño de "tope clásica" porque no es del todo recomendable. Buenas vistas, grandioso ambiente y soledad casi garantizada, que quizás a más de uno le compensen todos los inconvenientes comentados antes.
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